En ese momento estaba asombrado
con su poder de persuasión.
Todo el poder que tenía sobre mí
su capacidad de decidir a su antojo
sobre mi cuerpo
La docilidad con que yo
se lo entregaba todo, sin remilgos.
En ese momento
me preguntaba dos cosas:
La primera
¿Cómo me convenció?
Y aún más intrigante...
¿Por qué me está gustando tanto?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario